El dios sin rostro de la Memoria es tan humilde que nadie conoce su nombre. Huitzilopochtli Dios de la Guerra, tan cansado de la guerra que s?lo busca la paz. La diosa Kitsune, que ha recibido tantas m?scaras de otros que ha olvidado su propio rostro. Los dioses no son perfectos, pero siguen siendo dioses, y gobiernan a los humanos. Y, por supuesto, comparten el mundo entre ellos. *** "Homo ludus" es una aguda novela filos?fica que explora las complejas cuestiones de la conciencia humana en el mundo moderno y la relaci?n del hombre consigo mismo como individuo independiente. *** "Homo ludus" de W. Anderson es nuestra respuesta a "Canci?n de hielo y fuego" de J. Martin y "American Gods" de N. Gaiman.
Prologo
en un pais donde la gente era infeliz y se alegraba de sufrir en vida, con la esperanza de obtener lo que deseaba despues de la muerte. Esto le resultaba muy extrano a Daikoku. En su Japon natal, la gente sabia que no tenia derecho a la felicidad, pero tambien sabia que algunos la conseguian. Sin embargo, el propio Daikoku siempre andaba por ahi con el ceno fruncido y descontento. Nadie deberia saber cuanta felicidad tiene ahora toda la gente. Despues de todo, no hay mercancia mas cara, y todos querran tenerla. Y todos querran mas. Y entonces el necesitaria tantos recursos que nunca poseyo… Por eso el dios de la felicidad era conocido por ser el mas avaricioso entre todos los dioses.
Pero en el saco de arroz magico que llevaba sobre los hombros habia una rata vieja y sabia, simbolo principal de la riqueza. Y fue esta rata la que royo agujeros en la bolsa de arroz. Y el arroz cayo al suelo, dando a la gente la felicidad que creian no merecer. Y nadie mas que la rata y el propio Daikoku sabian que ni un solo agujero fue roido por accidente, ni un solo arroz cayo por accidente: todas las personas que recibieron el arroz magico fueron elegidas de antemano y con mucho cuidado. Y no por la felicidad que merecian, sino por lo dispuestos que estaban a preservar esa felicidad.
Y entre la gente de Krakozhia, Daikoku vio muy pocas personas que quisieran ser felices, y aun menos que estuvieran dispuestas a apreciar su felicidad. Pero lo que mas le sorprendio de todo fue que la pequena fraccion que tenia felicidad pronto iba a perderla tambien. Esas cosas Daikoku las sabia de antemano que todos los dioses. Porque habia visto cuanta felicidad perderia la gente. Porque la felicidad era mas facil de perder que cualquier otra cosa.
Gustav
Gustav tenia casi mil quinientos anos, y en toda su vida nunca habia visto a alguien como el vivir tanto tiempo, y vivir del sufrimiento ajeno.
Nacio en Irlanda, donde los habitantes se llamaban celtas y adoraban a la diosa Danu, antepasada de los dioses que gobernaban la isla. No le gustaba esa religion, en la que sus fieles no creian en el amor como algo omnipotente, sino que se limitaban a considerarlo una de las manifestaciones de los sentimientos humanos.
Al principio, Gustav mataba mas por necesidad que por placer, y ni siquiera sentia que hubiera nada especial en ello. Pero pasaron los siglos y aparecio el cristianismo, y luego sus ramificaciones, en forma de luteranismo y, sobre todo, el calvinismo, una rama del protestantismo en la que la principal intencion de Dios era glorificarlo. En el calvinismo Dios no era bueno y no iba a salvar a todos de la hiena de fuego, El determino inicialmente quien es elegido y merece el derecho a gobernar, y quien es insignificante y debe sufrir la desgracia y la humillacion, y todo lo que sucede, es solo entonces para glorificar Su gran Voluntad y Poder. Los elegidos cumplen esta Voluntad.
Gustavo se consideraba a si mismo como un elegido, siguiendo los principios de Calvino mientras exterminaba a cualquiera que pudiera considerar despreciable.
Cuando este movimiento aun estaba en panales, Gustav viajo a Suiza y participo en los juicios a los "herejes" (y quien era hereje ya no lo definia la Iglesia
catolica, sino Jean Calvin), que tambien fueron quemados en la hoguera, pero por pensamientos exactamente opuestos.
A Gustavo no le gustaba quemar, sino hablar con los condenados, darles esperanza, aunque no importara cual fuera -quiza comprension o simpatia, que la vida no era en vano- y luego quitarles esa esperanza reprochandoles en secreto y haciendoles sentir culpables, vaciandoles asi de vida incluso antes de su agonia de muerte en el humo de la hoguera. Este juego de buenos y verdaderos le gustaba mucho mas que las simples acusaciones de disidencia y error espiritual, cuyo objetivo era simplemente consolidar el nuevo poder antipapal y hacer que este reconociera su exito en un solo pais.
Gustav penso que ni siquiera estos nuevos inquisidores comprendian del todo el significado de su posicion. Solo querian acusar a alguien y condenarle, mostrando asi su poder, sin darse cuenta de que la persona que moria se daria cuenta de que tenia razon y era pura ante todos y, sobre todo, ante si misma. Pero exprimirle todo el jugo, confundirle y obligarle a morir desesperado por la desesperanza y el vacio de su vida, eso era lo que Gustav queria, y eso fue lo que consiguio.
Pronto, desilusionado con el propio Calvino, se convencio cada vez mas de sus ideas, anadiendolas y reforzandolas. "Los ninos son inmundicia", decia Calvino; el vampiro discrepaba: "Los ninos no son inmundicia, son un regalo. Son uno de los regalos mas dulces que se le pueden dar a un hombre junto con una alegria indescriptible, solo para quitarselos y darselos al mismo hombre para causarle un sufrimiento aun mas indescriptible e imposible y para volverlo loco con su propio vacio recien descubierto".
Gustav tenia hoy una cita con una nueva conocida. Se llamaba Catherine. Su padre era diplomatico frances, asi que habia pasado toda su infancia en un internado semicerrado donde la mitad de los ninos no hablaban ruso.
Ya adulta, Catherine empezo a escribir, y ahora varias revistas de la capital publican sus articulos sobre la familia, los ninos y los perros. Estos ultimos eran sus preferidos, y le encantaban los perros de todo tipo y, sobre todo, por el amor real y sincero que sentian por sus duenos. Ella misma solo habia criado hasta ahora un perro salchicha de pelo corto, pero en el futuro queria tener varios mas. No sabia si era por miedo a responsabilizarse de otro ser vivo o por indecision a la hora de elegir una segunda raza; habia muchas razones, pero en realidad no se atrevia a hacerlo. Este rasgo era muy fuerte en su caracter – siempre tenia miedo de cometer errores, y probablemente porque habia pocos errores en su vida; no habia lugar para cometerlos en vano. Su padre siempre estaba ahi para asegurarse de que su vida estuviera siempre llena de decisiones correctas.