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Al otro lado del Pabellуn del Este esperaban las plataformas flotantes blancas que llevarнan a los emisarios a las puertas del Jardнn Celestial. La ceremonia no habнa sufrido ni una hora de retraso, pero el sentido del tiempo de Miles se habнa alterado desde que sintiу que Xanadъ era el Paнs de las Maravillas. Le parecнa que dentro de la cъpula habнan pasado mбs de cien aсos, aunque en el mundo exterior sуlo hubiera transcurrido una maсana de primavera. Hizo una mueca de dolor cuando la luz brillante de la tarde lo deslumbrу. El conductor sargento de Vorob'yev condujo el vehнculo de superficie de la embajada hasta el punto de encuentro. Miles se dejу caer en el asiento, agradecido.
Creo que cuando volvamos a casa, tendrй que cortar esta mierda de botas para sacбrmelas.
4
— Tira — dijo Miles y apretу los dientes.
Ivan tomу la bota por el talуn y la caсa, apoyу la rodilla contra el costado de la cama de Miles y dio un tirуn dubitativo.
— ЎAuuu!
Ivan se detuvo.
— Te duele?
— Sн, vamos, vamos, sigue, mierda.
Ivan mirу el departamento personal de Miles.
— Tal vez deberнas ir otra vez a la enfermerнa de la embajada.
— Despuйs. No quiero que ese matasanos haga una disecciуn de mis botas. Tira.
Ivan reanudу sus esfuerzos y finalmente la bota cediу. La estudiу un segundo entre las manos y sonriу lentamente.
— Sabes que no vas a poder sacarte la otra sin mi ayuda… — observу.
— Y quй?
— Quiero algo a cambio.
— Quй andas tramando?
— Como te conozco bien, supuse que te divertirнas tanto como Vorob'yev con la idea de que hubiera un cadбver de mбs en la cбmara del funeral, pero cuando volviste ponнas una cara como sн hubieras visto el fantasma de tu abuelo.
— Ba Lura se cortу el cuello. Era un asco.
— Vamos, Miles, has visto cadбveres en peor estado.
Ah, sн. Miles mirу la bota que seguнa en su puesto, sintiу latir la pierna en el interior y se imaginу cojeando por el corredor de la embajada en busca de un criado. No. Suspirу.
— En peor estado sн, pero no creo que haya visto uno mбs raro. A ti te habrнa pasado lo mismo. A Ba Lura lo conocimos ayer, tъ y yo. Te enfrentaste a йl en el vehivaina.
Ivan echу un vistazo al cajуn de la comuconsola, escondite del cilindro misterioso, y dejу escapar una maldiciуn.
— Bueno, eso aclara las cosas. Tenemos que informar de todo a Vorob'yev.
— Si es que era ese ba — se apresurу a decir Miles-. Por lo que sй, los cetagandanos clonan a sus sirvientes y el que vimos ayer podrнa ser su gemelo a algo asн.
Ivan dudу.
— Tъ crees?
— No lo sй, pero se me ocurre dуnde averiguarlo. Dйjame hacer una cosa mбs antes de pasar la bandera, eh? Le pedн a Mia Maz, la vervani, que viniera a verme. Si esperas un poco… te dejo quedarte en la reuniуn.
Ivan considerу el soborno.
— ЎBota! — exigiу Miles mientras su primo seguнa pensando.
Con la mente en otra cosa, Ivan le ayudу a sacбrsela.
— De acuerdo — accediу por fin-, pero despuйs de hablar con ella, informaremos a SegImp.
— Ivan yo soy SegImp — ladrу Miles-. Tres aсos de entrenamiento y experiencia de campo, recuerdas? Hazme el favor de considerar la posibilidad de que tal vez, sуlo tal vez, sepa lo que estoy haciendo… — Ojalб lo supiera, mierda. La intuiciуn no era sino el procesamiento inconsciente de pistas subliminales, estaba bastante seguro de eso, pero lo siento en los huesos era una defensa pъblica bastante dйbil para sus actos. Cуmo se puede saber algo antes de saberlo?-. Dame una oportunidad.
Ivan se fue a sus habitaciones a cambiarse de ropa sin hacerle promesas. Libre de las botas, Miles se tambaleу hasta el baсo. Querнa tomar mбs calmantes y sacarse el uniforme de gala. Se puso el de fajina, el negro, mucho mбs cуmodo. A juzgar por la lista de protocolo de la embajada, sуlo podrнa llevar ropa de fajina en sus habitaciones privadas.
Ivan volviу demasiado pronto, elegante en uniforme de fajina verde pero antes de que pudiera seguir haciendo preguntas imposibles de contestar o exigiendo justificaciones inexistentes, sonу la llamada de la comuconsola. Era el personal de vestнbulo de la embajada.
— Mia Maz ha venido a verle, lord Vorkosigan — informу un hombre-. Dice que tiene una cita.
— De acuerdo. Ah… podrнa usted acompaсarla hasta aquн arriba, por favor? — Sus habitaciones privadas, estarнan monitoreadas por Seguridad? Mejor serнa no preguntarlo, porque eso llamarнa la atenciуn de todo el mundo. Pero no, no habнa monitoreo. Si SegImp hubiera estado espiando, Miles habrнa tenido que someterse a incуmodos interrogatorios, directamente o a travйs de Vorob'yev. Le estaban extendiendo la cortesнa de la privacidad en su espacio personal, por lo menos de momento… aunque probablemente no en su comuconsola. Todos los foros pъblicos del edificio estaban sometidos a controles, de eso no habнa duda.