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— En las prуximas semanas, tratarбn con muchas de estas personas — dijo Vorob'yev-. La reuniуn puede ofrecerles una buena orientaciуn.
— Y quй nos ponemos? — preguntу Ivбn. Cuatro de las seis maletas que venнan de la aduana eran suyas.
— Uniforme de fajina verde, por favor — dijo Vorob'yev-. La ropa es un lenguaje cultural en todas partes, eso es cierto, pero que aquн constituye prбcticamente un cуdigo secreto. Resulta bastante difнcil moverse entre los ghemlores sin cometer un error. Entre los hautlores, es casi imposible no equivocarse. Los uniformes siempre son correctos, o por lo menos no definen a quien los lleva, ya que no implican un acto de elecciуn. Ya le pedн a mi oficial de protocolo que les hiciera una lista de los uniformes que deben usar en cada acto.
Miles suspirу aliviado; Ivбn parecнa levemente desilusionado.
Con los siseos y ruidos metбlicos de siempre, los tubos flexibles se replegaron y el transbordador se separу de la estaciуn. Ninguna autoridad furiosa subiу por la compuerta en plan de arresto, ninguna comunicaciуn urgente detuvo al embajador ni lo sacу corriendo por el tubo. Miles considerу una tercera explicaciуn.
Nuestro intruso desapareciу, lo consiguiу. Las autoridades de la estaciуn no saben nada. Nadie lo sabe.
Excepto, por supuesto, el intruso. Miles mantuvo la mano quieta y no tocу el bulto que llevaba escondido en la guerrera. No sabнa quй era ese artefacto, pero fuera lo que fuese, el individuo sabнa que Miles lo tenнa. Sin duda podнa averiguar quiйn era Miles. Tengo un hilo que conduce hasta ti ahora. Si dejo que las cosas sigan adelante, algo tiene que volver por ese hilo hasta mi mano, no es cierto? El asunto podнa transformarse en un bonito ejercicio de inteligencia/contrainteligencia, mejor que las maniobras porque era real. No habнa un censor acechando con una lista de respuestas correctas, grabando los errores para analizarlos mбs tarde en interminables sesiones. Una buena prбctica.
En algъn momento de su carrera militar, el oficial tenнa que dejar de obedecer las уrdenes y empezar a generarlas. Miles querнa el ascenso a capitбn de SegImp, ah, sн… lo querнa.
Podrнa convencer a Vorreedi de que lo dejara jugar con el rompecabezas, a pesar de las obligaciones diplomбticas del coronel?
Miles entornу los ojos en un gesto de anticipaciуn mientras la nave descendнa hacia la nebulosa atmуsfera de Eta Ceta.
2
Miles caminaba a medio vestir por el gran salуn de recepciуn que le habнa asignado la embajada de Barrayar con el cilindro brillante entre las manos.
— Bueno, ellos quieren que yo tenga esto… pero se supone que debo guardarlo aquн, o debo llevarlo siempre encima?
Ivбn puso los ojos en blanco. Se habнa vestido cuidadosamente con la guerrera de cuello alto, los pantalones ajustados y las botas de media caсa de otro uniforme verde informal.
— Dejarбs ya de manosear esa cosa y te vestirбs de una vez? Llegaremos tarde. Tal vez es una pesa de cortina, una pesa muy rebuscada, y lo que quieren es que te vuelvas loco tratando de encontrar un significado. Cualquier significado, siempre que sea profundo y siniestro, claro. O quieren que yo me vuelva loco escuchбndote. Una bromita pesada de algъn ghemlord.
— Yo dirнa que es una bromita pesada particularmente sutil.
— Lo cual no significa que йsa no sea la explicaciуn correcta. — Ivбn se encogiу de hombros.
— No. — Miles frunciу el ceсo y cojeу hasta la comuconsola. Abriу el cajуn superior y buscу una estilo y un taco de hojas de plбstico con el sello real. Arrancу una hoja y la apretу contra la figura del cabezal del cilindro, luego pasу la estilo sobre el dibujo, un esquema rбpido, exacto y a escala. Tras un momento de duda, dejу el cilindro en el cajуn con el taco y cerrу el cajуn de nuevo.
— No me parece un buen escondite — comentу Ivбn-. Si es una bomba, tal vez deberнas colgarlo de la ventana. No por ti… por los demбs.
— No es una bomba, mierda. Y ya he pensado en cientos de escondites pero no se me ocurre ninguno a prueba de rastreadores, asн que no tiene sentido. Deberнa estar en una caja negra forrada de plomo, pero da la casualidad que no me he traнdo ninguna.
— Te apuesto lo que quieras a que los de la embajada tienen una abajo — dijo Ivбn-. No ibas a confesar?
— Sн, pero desgraciadamente lord Vorreedi no estб en la ciudad. No me mires asн, no he tenido nada que ver con eso. Vorob'yev me dijo que el hautlord a cargo de una de las estaciones de salto de Eta Ceta embargу una nave mercante registrada en Barrayar y a su capitбn por infracciones a las normas de importaciуn.
— Contrabando? — dijo Ivбn, interesado.
— No, alguna enrevesada regla tнpicamente cetagandana. Con impuestos y pagos obligatorios. Y multas. Y un nivel de causticidad que ya se estб volviendo asintуtico. Una de las metas de nuestro gobierno es normalizar las relaciones comerciales y aparentemente Vorreedi sabe cуmo tratar y diferenciar a ghemlores y hautlores, asн que Vorob'yev le pidiу que se ocupara del asunto mientras йl estб clavado aquн con los deberes ceremoniales. Volverб maсana. O pasado maсana. Mientras tanto, no creo que haga ningъn mal en ver hasta dуnde puedo llegar solo. Si no aparece nada interesante, le paso el asunto a SegImp apenas llegue Vorreedi…