Вход/Регистрация
Cetaganda (на испанском)
вернуться

Bujold Lois Mcmaster

Шрифт:

— Sбcame de aquн. — Estaba temblando.

Ivбn sintiу el estremecimiento en la mano que tenнa apoyada sobre el hombro de su primo. Lo mirу, hizo un gesto con la cabeza y avanzу rбpidamente entre la multitud de hombres y mujeres muy bien vestidos, algunos de los cuales ya se estaban retirando.

El embajador Bernaux apareciу inmediatamente despuйs y agregу sus contritas disculpas a las de Yenaro.

— Quiere usted pasar por la enfermerнa de la embajada, lord Vorkosigan? — le ofreciу

— No. Gracias. Prefiero ir a casa. — Pronto, por favor.

Bernaux se mordiу el labio y mirу a lord Yenaro, que seguнa disculpбndose.

— Lord Yenaro. Lamento decirle que…

— Sн, sн, apбguela enseguida, enseguida — dijo Yenaro-. Ordenarй a mis sirvientes que vengan a buscarla inmediatamente. No tenнa ni idea… le gustaba tanto a todo el mundo… tengo que volver a diseсarla. O destruirla, sн, la destruirй enseguida. Lo siento muchнsimo… Dios, quй vergьenza.

Sн, vergonzoso?, pensу Miles. Un despliegue de sus debilidades fнsicas frente a un nutrido pъblico, justo cuando acababa de poner un pie en el planeta…

— No, no, no la destruya — dijo el embajador Bernaux, horrorizado-. La haremos revisar por un ingeniero de seguridad y la modificaremos, o tal vez pondremos un cartel de advertencia…

Ivбn reapareciу junto a la multitud que se dispersaba y levantу el pulgar frente a Miles. Despuйs de unos minutos terriblemente dolorosos de sutilezas sociales, Vorob'yev e Ivбn se las arreglaron para escoltarlo hacia el tubo elevador y luego hacia el auto de superficie de la embajada de Barrayar. Miles se arrojу en el asiento y se quedу ahн, con la cara retorcida de dolor, jadeando. Ivбn vio que temblaba, se sacу la guerrera y se la echу sobre los hombros. Miles no protestу.

— De acuerdo, veamos los daсos — exigiу Ivбn. Apoyу una de las pantorrillas de Miles sobre su rodilla y enrollу la pernera del pantalуn-. Jo, esto tiene que ser muy doloroso.

— Bastante — aceptу Miles.

— No puede haber sido un intento de asesinato, eso no — dijo Vorob'yev, con los labios apretados, la mente febril, buscando respuestas.

— No — confirmу Miles.

— Segъn Bernaux, su gente examinу la escultura antes de instalarla. La registraron pero, claro, andaban buscando bombas y micrуfonos.

— Seguro que la examinaron. Esa cosa no puede hacer daсo a nadie… excepto a mн…

Vorob'yev seguнa el razonamiento sin dificultades.

— Una trampa?

— Demasiado elaborada, me parece — hizo notar Ivбn.

— No estoy seguro — dijo Miles. Se supone que no debo estar seguro. Йsa es la gracia del asunto-. Tiene que haberles llevado dнas, tal vez semanas, prepararlo todo. Ni siquiera nosotros sabнamos que нbamos a venir hasta hace dos semanas. Cuбndo llegу ese trasto a la embajada marilacana?

— Segъn Bernaux, anoche — dijo Vorob'yev.

— Antes de que llegбramos nosotros. — Antes del pequeсo encuentro con el hombre sin cejas. No pueden estar relacionados… o sн?-. Desde cuбndo saben que asistirнamos a esta fiesta?

— Las embajadas prepararon las invitaciones hace unos tres dнas — dijo Vorob'yev.

— Muy poco tiempo para tratarse de una conspiraciуn — observу Ivбn.

Vorob'yev lo pensу un poco.

— Creo que tengo que aceptar su punto de vista, lord Vorpatril. Lo consideramos un desgraciado accidente entonces?

— Por ahora — dijo Miles. No fue un accidente. Me tendieron una trampa. A mн, personalmente. Cuando llega la primera salva, hay que darse cuenta de que ha estallado la guerra.

Excepto que, generalmente, uno conocнa las razones por las que se habнa declarado la guerra. La idea de jurar que no volverнan a atraparlo con la venda sobre los ojos era excelente, pero quiйn era el enemigo? Quiйn lo habнa atrapado esa primera vez?

Apuesto a que sus fiestas son excelentes, lord Yenaro. No me perderнa la prуxima por nada del mundo.

3

— El nombre correcto de la residencia imperial cetagandana es jardнn Celestial — dijo Vorob'yev-, pero en toda la galaxia lo conocen como Xanadъ. Enseguida verбn por quй. Duvi, por favor, por la entrada panorбmica.

— Sн, milord — dijo el joven sargento que conducнa. Alterу el programa de control. El auto de la embajada barrayaresa se elevу en el aire y se lanzу hacia un brillante conjunto de torres.

— Despacio, por favor, Duvi. A estas horas de la maсana mi estуmago…

  • Читать дальше
  • 1
  • ...
  • 11
  • 12
  • 13
  • 14
  • 15
  • 16
  • 17
  • 18
  • 19
  • 20
  • 21
  • ...

Ебукер (ebooker) – онлайн-библиотека на русском языке. Книги доступны онлайн, без утомительной регистрации. Огромный выбор и удобный дизайн, позволяющий читать без проблем. Добавляйте сайт в закладки! Все произведения загружаются пользователями: если считаете, что ваши авторские права нарушены – используйте форму обратной связи.

Полезные ссылки

  • Моя полка

Контакты

  • chitat.ebooker@gmail.com

Подпишитесь на рассылку: