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Cetaganda (на испанском)
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Bujold Lois Mcmaster

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Miles devolviу la sonrisa y se deslizу alrededor de la mesa mientras trataba de pensar en una frase correcta para empezar una conversaciуn. No le hizo falta, porque ella tomу la iniciativa.

— Lord Vorkosigan. Le gustarнa dar un paseo conmigo por el jardнn?

— Sн… claro. Le parece que el jardнn es interesante? — En la oscuridad?

— Creo que a usted le interesarб, sн.

La sonrisa desapareciу cuando la mujer dio la espalda a la habitaciуn, y dio paso a una expresiуn firme y amarga de determinaciуn. Miles tocу el comu que llevaba en el bolsillo del pantalуn y siguiу el rastro perfumado de la dama. Apenas dejaron atrбs las puertas de vidrio y estuvieron entre los arbusto descuidados, ella apurу el paso. No abriу la boca. Miles cojeу tras ella. Le sorprendiу que llegaran a un portуn pintado de rojo brillante y cuadrado, donde les esperaba una persona: una forma leve, andrуgina, con una bata oscura y capucha para proteger la cabeza calva del rocнo nocturno.

— Ya tiene su guнa para el resto del camino — dijo la mujer.

— El resto del camino adуnde?

— Un corto paseo — explicу la figura encapuchada con voz de soprano.

— De acuerdo. — Miles levantу una mano pidiendo una pausa y sacу el comu del bolsillo. Hablу directamente al micrуfono-: Base. Salgo de la casa de Yenaro por un momento. Rastrйeme, por favor, pero no me interrumpa a menos que yo lo llame.

La voz del conductor sonaba dubitativa:

— Sн, milord… Adуnde va usted?

— Voy a… voy a pasear con una dama. Desйeme suerte.

— Ah… — El tono del conductor se transformу en el de una persona divertida y sonriente-. Buena suerte, milord.

— Gracias. — Miles cerrу el canal-. De acuerdo. Vamos.

La mujer se sentу en un banco medio vencido y se abrigу con la ropa. Tenнa el aire de quien se prepara para una larga espera. Miles siguiу a su guнa ba por el portуn, pasу otra residencia, cruzу una ruta y entrу en una quebrada baja y arbolada. Su guнa sacу una mano para impedir tropezones. Si seguнan asн, las brillantes botas de Miles iban a quedar bastante mal paradas. Subieron por la quebrada hacia la parte trasera de otra mansiуn en condiciones todavнa mбs ruinosas que la de Yenaro.

Un bulto entre los бrboles: la casa, aparentemente desierta. Pero doblaron a la derecha sobre un camino invadido por la vegetaciуn. La figura encapuchada se detuvo a separar ramas mojadas frente a la cara de Miles y luego volvieron al arroyo. Emergieron en un claro amplio donde se alzaba un pabellуn de madera, un lugar para comer al aire libre, sin duda. Habнa un pequeсo lago ahogado por las plantas acuбticas, que superaban en mucho a unos pocos lotos. Cruzaron el agua sobre un puente, que crujiу de tal modo que Miles se alegrу momentбneamente de no ser mбs corpulento. Un brillo tenue, familiar, perlado emanaba de las aberturas del pabellуn, cubiertas por la vegetaciуn. Miles tocу la Gran Llave escondida en la tъnica para buscar seguridad. Bueno. Aquн viene.

Miles pasу junto a las ramas que apartaba su guнa ba y obedeciу un gesto indicativo, entrу y lo dejу atrбs, de guardia. Con cautela, Miles avanzу un paso hacia el interior del edificio, pequeсo, redondeado.

La haut Rian Degtiar o una copia muy fiel de ella estaba sentada, O de pie, o algo, a unos pocos centнmetros del suelo, como siempre, en una esfera pбlida y translъcida. Parecнa ocupar una silla— flotante. La luz era mбs leve, apenas un brillo furtivo. Espera. Deja que ella dй el primer paso. El momento se prolongу. Miles empezу a temer que la conversaciуn terminara siendo tan inconexa y absurda como la ъltima, pero justo en ese momento ella hablу con la misma voz sin aliento, distorsionada por la transmisiуn.

— Lord Vorkosigan. Esta entrevista, que usted me solicitу, es para ver cуmo podemos arreglar que usted me devuelva mi…

— La Gran Llave — la interrumpiу Miles.

— Ya ha averiguado lo que es?

— He estado haciendo investigaciones desde nuestra primera charla.

Ella gimiу.

— Quй quiere usted de mн? Dinero? No tengo. Secretos militares? No conozco ninguno.

— No se ponga coqueta conmigo y no tenga miedo, milady. Le pido muy poco. — Miles se abriу la tъnica y sacу la Gran Llave.

— Alн… Ўla tiene aquн, aquн mismo! ЎDйmela! — La perla dio un salto hacia delante.

Miles retrocediу.

— No tan rбpido. La he tenido estos dнas, no le he hecho ningъn daсo y se la pienso devolver. Pero siento que merezco algo a cambio. Solamente quiero saber cуmo me la entregaron, si fue un error y por quй.

— ЎNo es asunto suyo, barrayarйs!

— Tal vez no. Pero mi instinto me dice que esto es una trampa, contra mн o contra Barrayar a travйs de mi persona, y como oficial de SegImp de Barrayar lo considero asunto mнo. Muy mнo, se lo aseguro. Estoy dispuesto a decirle a usted lo que vi y oн al respecto, todo, pero usted debe devolverme el favor. Para empezar, quiero saber quй hacнa Ba Lura con uno de los objetos mбs importantes de la emperatriz en una estaciуn espacial.

Ella bajу la voz y hablу con tono confuso y duro.

— Estaba robando. Ahora devuйlvame la Gran Llave.

— Una llave. Una llave no tiene valor sin una cerradura. Supongo que es una bonita antigьedad, pero si Ba Lura estaba planeando un cуmodo retiro con fondos privados, seguramente hubiese encontrado objetos mucho mбs valiosos en el jardнn Celestial. Cosas mбs valiosas, cuya sustracciуn puede pasar desapercibida durante mucho mбs tiempo. Ba Lura pensaba hacerle chantaje? Por eso lo asesinу? — Una acusaciуn totalmente absurda: la hautlady y Miles eran coartada una del otro, pero йl sentнa curiosidad. Querнa ver cуmo reaccionaba.

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