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Cetaganda (на испанском)
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Bujold Lois Mcmaster

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Era dolor lo que se veнa en esos ojos frнos? Quй difнcil era definirlo…

— Yo tengo razones muy antiguas y muy personales para negarme a que me conviertan en blanco involuntario de las burlas. No sй si me entiende…

— Tal vez… — asintiу ella.

Sн. Mire usted mбs adentro, bajo la superficie. Vйame a mi, no a este cuerpo que parece un chiste…

— Y soy la ъnica persona de Eta Ceta que no lo hizo. Eso usted lo sabe. Es la ъnica certeza que tenemos, por ahora. Yo reclamo el derecho a saber quiйn nos estб haciendo esto. Y la ъnica forma de descubrirlo es saber exactamente por quй lo estбn haciendo.

Ella seguнa inmуvil, en absoluto silencio.

— Ya sй lo suficiente como para destruirla, milady — agregу Miles, ansioso-. ЎCuйnteme algo que me ayude a salvarla!

La perfecta barbilla de la hautlady se alzу en un gesto de absoluta determinaciуn. Cuando lo bendijo con toda su atenciуn, era una atenciуn devastadora y terrible.

— Fue un desacuerdo que se prolongу durante mucho tiempo. — A йl le costaba escucharla, mantener la cabeza clara, concentrarse en las palabras y no sуlo en la melodнa hechicera de su voz-. Entre la Seсora Celestial y el Emperador. Mi Seсora pensaba que el banco genйtico estaba demasiado centralizado. Pensaba que debнamos dispersar copias por simple cuestiуn de seguridad. Mi Seсor, en cambio, era partidario de mantenerlo todo bajo su protecciуn personal… por una cuestiуn de seguridad. Los dos querнan lo mejor para los haut… cada uno a su manera.

— Ya veo — murmurу Miles, alentбndola con toda la delicadeza de que era capaz-. Todos son buenos en esta historia, no es cierto?

— El Emperador le prohibiу que llevara a cabo el plan. Pero a medida que la seсora envejecнa… empezу a sentir que su lealtad hacia los haut valнa mбs que su lealtad hacia su hijo. Hace veinte aсos, empezу a hacer copias… en secreto.

— Un proyecto ingente… — observу Miles.

— Ingente y lento… Pero lo llevу a cabo.

— Cuбntas copias?

— Ocho. Una para cada una de las satrapнas planetarias.

— Copias exactas?

— Sн. Estoy segura. Soy supervisora de genйtica de la Seсora Celestial desde hace cinco aсos.

— Ah… entonces, usted es algo asн como una cientнfica. Comprende lo que es el… cuidado extremo. Y la honestidad escrupulosa…

— De quй otro modo puedo servir a mi seсora? — Ella se encogiу de hombros.

Pero salta a la vista que no sabe usted nada de las argucias de un plan secreto… Mmm.

— Si hay ocho copias exactas, tiene que haber ocho Grandes Llaves, exactas, verdad?

— No. Todavнa no. Mi seсora querнa dejar la duplicaciуn de la Llave para ъltimo momento. Una cuestiуn de…

— Una cuestiуn de control, no? — terminу Miles-. No sй por quй ya imaginaba su respuesta…

Un leve brillo de resentimiento pasу por los ojos azules y Miles se mordiу la lengua. Todo aquello no era motivo de broma para la haut Rian Degtiar.

— La Seсora Celestial sabнa que su hora estaba llegando, Nos nombrу a mн y a Ba Lura ejecutores de su voluntad. Tenнamos que entregar las copias del banco genйtico a los ocho gobernadores de las satrapнas en el momento del funeral, cuando todos acudieran a la capital. Pero… muriу antes de lo esperado, cuando todavнa no habнa hecho arreglos para la duplicaciуn de la Gran Llave. En este punto se planteaba un problema considerable de habilidad tйcnica y de codificaciуn. En el momento de la creaciуn original de la Llave, se usaron todos los recursos del imperio. Ba Lura y yo tenнamos las instrucciones de la Emperatriz en cuanto a los bancos pero ni una palabra sobre cуmo se duplicarнa y enviarнa la Llave; no sabнamos si ella querнa que se hiciera. Ba Lura y yo no estбbamos seguros.

— Ah — dijo Miles, en voz muy leve. No se atreviу a ofrecer ningъn comentario. Tenнa miedo de interrumpir el flujo de informaciуn que por fin se habнa liberado. Permaneciу pendiente de las palabras de ella, conteniendo la respiraciуn.

— Ba Lura pensaba que… si llevбbamos la Gran Llave a uno de los gobernadores de satrapнas, йl podrнa usar sus propios recursos para duplicarla. A mн me parecнa una idea muy peligrosa. Porque el gobernador podнa sentir la tentaciуn de quedarse con la Llave.

— Alн… discъlpeme. A ver si lo entiendo. Sй que usted considera que el banco genйtico es una cuestiуn absolutamente privada, pero cuбles serнan los efectos polнticos de establecer nuevos centros de reproducciуn haut en cada una de las ocho satrapнas planetarias de Cetaganda?

— La Seсora Celestial pensaba que el imperio habнa dejado de expandirse desde el momento de la derrota de la expediciуn contra Barrayar. Que nos habнamos estancado, y que, como estбbamos estбticos, tambiйn nos ponнamos cada vez mбs nerviosos. Pensaba que si el imperio generaba un proceso de mitosis, como una cйlula, los haut empezarнan a crecer de nuevo y recibirнan nueva energнa. Si se copiaba y reproducнa el banco genйtico, habrнa ocho nuevos centros de autoridad para la expansiуn.

— Ocho nuevas capitales potenciales del imperio? — susurrу Miles.

— Sн, supongo…

Ocho nuevos centros… La guerra civil era sуlo una de las posibilidades. Ocho nuevos imperios cetagandanos, y cada uno de ellos en expansiуn como un coral que creciera a expensas de sus vecinos… Una pesadilla de proporciones cуsmicas.

— Ahora ya entiendo por quй el emperador no estaba tan entusiasmado con el sуlido razonamiento biolуgico de su madre — dijo Miles con cuidado-. Los dos tenнan parte de razуn, no le parece?

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