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Cetaganda (на испанском)
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Bujold Lois Mcmaster

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La respuesta fue instantбnea.

— ЎVil barr…! Yo no llevй a Lura a su muerte. ЎSi hay alguien responsable, йse es usted!

Dios, espero que no.

— Tal vez tenga usted razуn… y en ese caso, tengo que saberlo, seсora… Usted sabe que no hay nadie de Seguridad cetagandana en kilуmetros a la redonda en este momento, o usted les ordenarнa que me arrebataran ese objeto y arrojaran mi cadбver al callejуn mбs cercano. Por quй no hay nadie de Seguridad? Por quй robу la Gran Llave su ba? Por simple placer? Colecciona objetos imperiales o algo asн?

— ЎMe da asco!

— Entonces a quiйn querнa vendйrselo?

— ЎVender! ЎEso no!

— ЎJa! ЎEntonces usted sabe a quiйn se la llevaba!

— No exactamente… — Ella dudу-. Algunos secretos no me pertenecen y no estoy en libertad de entregarlos… Pertenecen a la Seсora Celestial.

— A quien usted sirve.

— Sн.

— Incluso despuйs de la muerte.

— Sн. — Habнa una nota de orgullo en su voz.

— Y a quien Ba Lura engaсу… Incluso en la muerte.

— ЎNo! Engaсar no… Tuvimos un desacuerdo.

— Un desacuerdo honesto?

— Sн.

— Entre un ladrуn y una asesina?

— ЎNo!

Claro que no, pero la acusaciуn habнa levantando su coraza. Descubriу cierto sentimiento de culpa, ahн. Sн, hбbleme de culpa, milady.

— Mire, se lo pondrй mбs fбcil: empezarй yo. Ivan y yo estбbamos llegando a Eta Ceta. Venнamos desde la nave correo de Barrayar en un vehivaina personal. Nos metieron en un compartimiento de embarque, un compartimiento de carga. Ba Lura, vestido con el uniforme de la estaciуn, con una peluca mal puesta, subiу al vehivaina en cuanto se abriу el portal y metiу la mano para buscar lo que me pareciу un arma. Lo atacamos y le arrebatamos un destructor nervioso. Y esto. — Miles levantу la Gran Llave-. Se nos escapу y yo me guardй esto en el bolsillo hasta que averiguбramos algo mбs. Cuando volvн a ver a Ba Lura estaba muerto en un charco de su propia sangre en el suelo de la rotonda funeraria. A decir verdad, me puse muy nervioso. Ahora le toca a usted, seсora. Dice que Ba Lura le robу la llave. Cuбndo se dio cuenta?

— La echй de menos… ese mismo dнa.

— Y cuбnto tiempo calcula que transcurriу desde que йl se la apropiу? Cuбndo la habнa visto por ъltima vez?

— No la usamos todos los dнas debido al perнodo de luto por la Seсora Celestial. La vi cuando ordenй los objetos reales… dos dнas antes…

— Asн que podrнa haberla sustraнdo tres dнas antes de que usted lo notara. Cuбndo desapareciу Ba Lura?

— No… no estoy segura. Lo vi la noche anterior.

— Eso reduce las posibilidades. Asн que el ъnico momento en que Ba Lura pudo haberse apropiado de la llave fue la noche anterior. Los servidores ba pasan libremente por las puertas del jardнn Celestial?

— Por supuesto. Nosotras no hacemos nada en el exterior. Eso es cosa de los ba.

— Y Ba Lura volviу… cuбndo?

— La noche de su llegada, lord Vorkosigan. Pero no quiso verme. Dijo que se encontraba mal. Pude haber ordenado que viniera pero… no quise hacer algo tan indigno.

Entonces sн estaban juntos en esto…

— Fui a ver a Ba Lura por la maсana. Entonces, me lo contу todo. Lura querнa llevarle la Llave a… alguien y entrу en el compartimiento equivocado.

— Entonces alguien tenla que suministrarle un vehivaina? Alguien lo esperaba en una nave en уrbita?

— ЎYo no he dicho nada de eso!

Sigue asн, presiona un poco. Estб funcionando. Pero se sentнa un poco culpable por esa forma de asediar a la vieja dama, aunque fuera para ayudarle… presumiblemente para ayudarle. No la dejes escapar.

— Asн que Ba Lura se introdujo en nuestro vehivaina y… cуmo sigue la historia? ЎDнgame!

— Unos soldados barrayareses atacaron a Ba Lura y le robaron la Gran Llave.

— Cuбntos soldados?

— Seis.

Los ojos de Miles se abrieron un poco mбs en un gesto de alegrнa.

— Y despuйs?

— Ba Lura rogу por su vida y por su honor, pero ellos se rieron, lo rechazaron y se alejaron.

Mentiras, por fin mentiras. Sin embargo… Ba Lura era humano. Cualquiera que mete la pata de esa forma reinventa la historia para parecer menos culpable.

— Y segъn йl, quй le dijimos?

La voz de ella estallaba de furia.

— Dijo que insultaron a la Seсora Celestial.

— Y luego?

— Ba Lura volviу a casa sumido en la vergьenza.

— Y entonces, por quй no llamу a Seguridad cetagandana para recuperar inmediatamente la Gran Llave por todos los medios?

Se produjo un largo silencio. Despuйs ella dijo:

— Ba Lura no podнa hacerlo. Pero se confesу conmigo. Y yo acudн a usted… Me humillй frente a usted… Y le pedн que me devolviera el objeto del que soy responsable… y con йl, mi honor.

— Por quй no confesу Ba Lura la noche anterior?

— ЎNo lo sй!

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