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Alrededor de los restos, todav'ia humeantes de una fogata que debi'o ser enorme, nos sentamos a despachar la botella El nica, Eusebio, era todo ojos y todo o'idos, parec'ia un radar, un verdadero guerrillero o un cazador profesional.
_ ?Ves? Esas que est'an ah'i son rumanas y aquellas b'ulgaras.
Me sorprend'i enormemente con su conocimiento, 'el se percat'o de ello y me explic'o.
_Aqu'i donde me ves, soy a lo mejor medio guerrillero, pero compa entero y entero tambi'en Licenciado en Econom'ia Pol'itica. Yo estudi'e en la S'oviet, me mand'o el Frente Sandinista antes de que empezara la ofensiva grande.
_Compadre vamos para all'a entonces, si usted es un traductor ca'ido del cielo, vamos a ligarlas_ le dije envalentonado por el alcohol.
_Suave, compa, suave. T'u me dijiste que eras colombiano, les diremos a ellas que somos mexicanos, para no tener que estar en la vaina esa de hablar de la guerra y otras mierdas ahora. Pero f'ijate, vamos a tantear primero a las rumanas que son mejores hembras y m'as calenticas que las b'ulgaras.
_ ?Y t'u hablas rumano tambi'en?
_No, compa les hablar'e en ruso. En esos pa'ises casi todos hablan el ruso bastante bien, se lo ense~nan en las escuelas. Mira, aquella pelicolorada, s'i, la del short azul, si cuadramos algo es la m'ia ?Vale?
_Dale, que pa' luego es tarde.
De Rumania lo 'unico significativo que conoc'ia era la participaci'on de Nadia Comaneci en las Olimp'iadas de Montreal dos a~nos atr'as, as'i que mencion'andola y tambi'en un poco de Ceauchescu jarach'o me defend'ia. Por suerte las chicas sacaron a colaci'on el tema de la m'usica, y hablando de Boney M y los Bee Gees Eusebio se dio gusto parlando paruski.
Me toc'o una trigue~nita flaca, muy bonita, pero que hubiera pasado sin muchos problemas por cubana, o por espa~nola. Fue la primera carne extranjera que prob'e y no estuvo nada mal. Gracias al Flor de Ca~na me port'e como era debido y fornicamos de lo lindo en unos arbustos de los alrededores de la escuela. Marina se llamaba, o se llama.
Para mi desgracia, o mi suerte, en los primeros ajetreos mi viejo pitusa se descosi'o por el fondillo. Del desconsuelo me sac'o mi compa~nera que prometi'o ayudarme y para cumplir su promesa me regal'o un Wrangel azul nuevecito que me qued'o que ni pintado. Me sent'ia el hombre m'as feliz del mundo, y ten'ia razones para estar rebosante de alegr'ia, en apenas una hora me hab'ia merendado una ni~na que era un caramelo y de contra me hab'ia obsequiado un pitusa, con la falta que me hac'ia. Como agradecimiento le espant'e un beso largo, el m'as largo que he dado en mi vida, por lo menos veinte minutos estuvimos trenzando nuestras lenguas. La madrugada se nos gast'o tan r'apido o el amanecer la fue empujando con el mismo ritmo con que nosotros mov'iamos las cinturas, que por poco nos coge el sol en aquellos menesteres.
Eusebio ni atr'as ni alante me dej'o tirarme aunque fuera media horita en la litera. Ni modo, compa me dec'ia despu'es el cuerpo te coge matunguera y no vas a poder dar ni un paso. Vamos a coger los buses que ya est'an pitando.
Y as'i, como dos zombies, recorrimos calles, museos y plazas de la Habana. Yo me hac'ia el extranjero, aunque a ciencia cierta era un extranjero nacional en aquella ciudad y me sorprend'ia de cosas y casas. De la Habana Vieja el nica me coment'o bajito que luc'ia peor que Managua despu'es del terremoto.
Nuestros gu'ias, incansables y entusiastas militantes de la UJC, nos permitieron dispersarnos con la promesa de rencontrarnos en un par de horas en el Parque Central, para de all'i volver a la Lenin a almorzar y al rato partir de nuevo hacia el Estadio Latinoamericano para la gala inaugural.
La ciudad era para m'i tan desconocida como para Eusebio, as'i que preguntando por aqu'i y por all'a llegamos hasta la Avenida del Puerto. Yo me quej'e de las aguas tan sucias de la bah'ia y el nica me espet'o sorprendido.
_ ?T'u nunca has viajada en barco? Todos los puertos de todos los pa'ises son iguales.
Me di cuenta que ten'ia que interiorizar m'as mi papel de extranjero o me ver'ia en apuros en cualquier momento. La compa~n'ia del socio me resultaba agradable y hasta me hac'ia sentir m'as seguro, pero ten'ia que zafarme de 'el para asumir el rol de 'arabe, de lo contrario mis propias credenciales me iban a delatar. Deambulando entre kioscos y tarimas donde tocaban grupos musicales, logr'e, mientras Eusebio tiraba un pasillo con una mulata colosal, mejor dicho culosal, alejarme de 'el con el pretexto de comprar cigarros y me perd'i de todo aquello. Mont'e en una guagua de la ruta 27 que dec'ia en el cartelito que iba para el Cerro y como sab'ia que el estadio Latinoamericano estaba por all'a decid'i rondar por sus alrededores hasta la hora de la inauguraci'on.
El acto fue maravilloso, lleno de colorido, m'usica y alegr'ia. Yo por supuesto no desfil'e con ninguna delegaci'on, me met'i entre el p'ublico a vacilar todo aquello, las coreograf'ias, la pizarra humana, los fuegos artificiales, la actuaci'on de Los Van Van e Irakere.
Al otro d'ia, como no ten'ia inter'es alguno de participar en las comisiones de trabajo, ni en las plenarias me un'i a un grupo que iba para el Parque Lenin. 'Eramos representantes de varios pa'ises y entre ellos iba mi rumanita. Para ella fue muy natural verme con mi nuevo pitusa, pero yo estaba loco porque me lo celebrara, ten'ia tanta alegr'ia y orgullo que como se dice no me cab'ia en el culo ni un alpiste.